CUARTA- QUINTA ESTACIÓN DEL VIACRUCIS


                                     
                                      Cuarta Estación
                                         JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE  

Con la medida establecida de las dos décimas para encuadrar tema y comentario, en la cuarta estación se enfrenta el autor al dramatismo del encuentro entre Jesús y su Madre, que se abre paso entre la multitud hasta llegar a él. El poeta cambia el registro narrativo y lo hace en tercera persona, como apartándose y cediendo a la Madre el lugar que viene él ocupando. El autor funde a ambos en un llanto común de dolencias indescriptibles: "Cristo llora por María. María llora por Cristo", para girar el curso descriptivo hacia la propia aplicación sentimental del hombre impertérrito ante tal cúmulo de sufrimientos y solicitar también para él un poco, al menos, "de esa doble pena loca".


                                                           Quinta Estación 
                                JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO

La tortura paraliza a Jesús. Sólo que la muchedumbre mantiene firme su paso obligando a que no se detenga el cortejo. Es un pulso desigual entre la impiedad y la inocencia abandonada y vencida. Simón Cirineo presta entonces su apoyo al agotado reo. La muerte se detiene un punto ante el improvisado auxiliar. Era necesario que Jesús prosiguiera apurando su tortura salvífica. Y el poeta cristiano, en paralela versión actualizadora, elige para sí a Jesús por cirineo particular para prolongar la necesaria fortaleza de la propia vida, mientras aún quepa la ofensa posible

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